Moví el cuerpo, incómodo. El nerviosismo inicial había
vuelto y, esta vez, más fuerte que antes. Y aumentó al sentir los dedos de
Marco tanteando la entrada a mi cuerpo, acariciándome. Él suspiró al notar lo
absolutamente nada relajado que estaba y, colocando una mano sobre mi nuca,
tiró de mí hacia arriba, hasta que mi cabeza quedó a la altura de la suya.
-
Tienes que relajarte, Mario. Si no lo haces, será más difícil
para los dos – dijo en voz baja, antes de besarme.
El beso que me dio fue muy tierno. Demasiado tierno teniendo
en cuenta la situación en la que nos encontrábamos: los dos desnudos, con mi
cuerpo encima del suyo, más largo. Su lengua entró en mi boca para avivar el
beso. Conseguí perderme en su boca, en las sensaciones que recorrían mi cuerpo
en contacto directo con el de él. Imagino que eso era lo que pretendía Marco,
pues aprovechó que me relajé lo suficiente para introducir uno de sus dedos
resbaladizos por el lubricante en mi interior.
Dejé escapar una exclamación de sorpresa. No había dolido,
solo una pequeña incomodidad al notar algo en ese... lugar.
-
¿Qué tal? – preguntó Marco sin dejar de mirarme, para no
perderse ninguna de mis expresiones.
Me mordí el labio antes de responder, pues él había
comenzado a mover su dedo suavemente.
-
Es... raro – jadeé.
-
¿Raro malo o raro bueno?
-
¿Hay... clases de “raro”? – quise saber de forma entrecortada,
debido a que Marco había comenzado a mover su dedo como si estuviera buscando
algo.
De repente, él giró sobre la cama, dejándome a mí debajo y
colocándose entre mis piernas abiertas. Me avergonzó un poco la postura tan
vulnerable en la que me encontraba, pero no me dio tiempo a explayarme
demasiado en ese pensamiento, ya que Marco no había sacado el dedo de mi
interior y continuaba moviéndolo, cada vez más rápida y profundamente. Con su
mano libre, agarró uno de mis muslos y lo subió hasta colocarlo alrededor de su
cadera.
-
Voy con otro – me susurró al oído.
-
¿Qué?
Antes de que terminara de formular mi pregunta, noté un
segundo dedo entrando junto al primero, haciendo que la incomodidad se hiciera
más patente que antes. Marco volvió a besarme al darse cuenta de que lo que
había conseguido anteriormente se estaba yendo al traste. Con su lengua
acariciando mis labios y su mano vagando suavemente por uno de mis costados
hasta llegar a mi pezón, que fue acariciado con ternura, consiguió que me
relajara de nuevo lo suficiente como para poder mover los dedos sin problemas.
-
Eso es – murmuró él – Ahora voy a buscar...
Con una expresión de absoluta concentración, Marco se dedicó
a la tarea que se traía... entre manos. Yo solo podía perderme en las sensación
que invadían mi cuerpo, cada vez más placenteras, ahora que me había
acostumbrado un poco a tenerle dentro. La mano que me acariciaba el torso se
deslizó hacia abajo y rodeó mi entrepierna, haciendo que un estrangulado gemido
saliera desde lo más profundo de mi garganta. Tenerle atacándome por los dos
flancos diferentes era casi demasiado como para aguantarlo. Fue entonces,
cuando una increíble e intensa sensación de placer recorrió mi cuerpo de arriba
abajo, como si fuera una descarga eléctrica. El gemido que dejé escapar no
tenía nada que ver con el sonido que había estado haciendo hasta ahora, fue más
grave, más... profundo.
-
Lo encontré – dijo Marco con aire triunfal.
Arqueé mi espalda ligeramente y, poco a poco, comencé a
mover las caderas siguiendo el ritmo que me marcaba él con ambas manos. Sentí
la presión de un nuevo dedo entrando junto con los otros dos. Esta vez, fue aún
más fácil.
-
Parece que esto se está poniendo interesante, ¿eh? – dijo él
moviendo sus dedos, acariciando ese lugar especial que despertaba tantas
sensaciones distintas.
¿Por qué demonios Marco parecía tan relajado, mientras yo...
yo...? Gemí de nuevo cerrando los ojos y apretando los puños a ambos lados de
mi cuerpo.
La mano que acariciaba mi erección aumentó el ritmo. Esta
vez, sí fue demasiado para que lo aguantara, pero antes de poder llegar a
ningún sitio, Marco detuvo todo movimiento. Abrí los ojos para lanzarle una
mirada que oscilaba entre suplicante y asesina. Él me sonrió al tiempo que
agarraba mis muslos por la parte de atrás y los elevaba, colocándolos sobre sus
hombros mientras se ponía de rodillas en el colchón.
-
No muevas las piernas de ahí, ¿vale? Será más fácil – dijo.
La postura era un poco incómoda, ya que no estaba
acostumbrado a ella. Estar tan... abierto delante de otra persona era un
poco... pues eso, incómodo.
Marco cogió uno de los condones, rasgó el envoltorio y lo
colocó sobre su propia erección, que parecía
a punto de estallar, con movimientos algo torpes. Así que no estaba tan
relajado como quería hacerme ver... Después de haber vertido una considerable
cantidad de lubricante sobre sí mismo y sobre mí, inclinó su cuerpo sobre el
mío y colocó sus brazos uno a cada lado de mi cabeza.
Respiré hondo al sentir su miembro contra mi trasero, pero
intenté mantenerme todo lo relajado que pude. Marco empujó con suavidad,
introduciendo únicamente la punta en mi interior.
Definitivamente, era muy distinto a lo que había sentido con
los dedos. Era más... grande y caliente. Muy caliente en contraste con el
frescor del lubricante.
-
¿Cómo vas? ¿Te duele? – preguntó mirándome.
Negué con la cabeza y rodeé su cuerpo con mis brazos, para
colocar mis manos sobre su delgado y casi escuálido trasero. Presioné
suavemente, para obligarle a entrar un poco más, haciéndole soltar una
carcajada.
-
Tómatelo con calma, Mario. Tienes que acostumbrarte poco a
poco.
Levanté mi cabeza para buscar sus labios y capturarlos en un
beso que dejaba al descubierto mis ganas de que esto sucediera. Me había dejado
a las puertas del que prometía ser el mejor orgasmo de mi vida y quería cruzar
ese umbral.
Marco movió sus caderas, entrando más profundamente. Moví mi
cuerpo, con la extraña sensación que me producía tener algo tan grande en mi
interior. No dolía, todo iba suavemente gracias a la preparación y al
lubricante, pero no dejaba de ser tremendamente extraño. Marco se separó de mí
y se mordió el labio.
-
Lo siento... no puedo aguantarme más.
Con eso, empujó sus caderas con fuerza. Solté una
exclamación por la sorpresa de tenerle dentro completamente y de repente, al
mismo tiempo que él dejaba escapar un gemido ronco y apoyaba su frente contra
la mía.
-
Eres increíblemente estrecho y caliente, Mario. Es la
sensación más... increíble que he experimentado nunca.
Comenzó a moverse, despacio al principio y aumentando el
ritmo progresivamente. Llevó una de sus manos de nuevo a mi erección y empezó a
masturbarme, mientras empujaba una y otra vez en mi interior. Cada embestida
era aún más profunda que la anterior. Sentirle dentro era, como había dicho él,
la sensación más increíble que había experimentado nunca y, unida a su forma de
acariciarme, me estaba llevando poco a poco a la locura.
Ninguno de los dos necesitó mucho tiempo para terminar en lo
que para mí fue el mejor orgasmo que había tenido nunca, tal y como había
pensado que sería.
...
Solo una expresión: OMG!!!
ResponderEliminarEste Mario tiene una suerte xDDDDD No para tod@s fue tan suave y delicado mmh xDDDDDDDDD
Pero a la vez ha sido tan bonito *.*
>,< Me encanta esta parejita, jopetas >,<
MAGNÍFICO, NAKAMA ^^
Anda, tonta, que sé que lo dices porque me quieres xDDDDDDDDDD No ha sido para tanto >.<
EliminarY sí, maldito y soso Mario, que puta suerte tiene el cabrón xDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
A mí me encanta Marco xDD
>.<
Ay, ay, ay... por dios... pedazo de... AGH Como escribes! xDDDDDDDDDDDD
ResponderEliminarSimplemente genial, de verdad. Puta la suerte de Mario jajajajajajaja
¡Espero el próximo! :D
Jajajaja, me alegro de que te guste *.* Me costó bastante escribir este capi y, la verdad, es que me gustó cómo quedó ^^
EliminarSí, puta suerte la del maldito Mario xDDDDDDDDDDDDDDDDD
ahora si morí x fin avanzaron 1313 es q no m podia creer q no lo uvieran exooooo en tanto tiempo y su ternura y delicadeza son tannnn tiernos es q los amoooooo *¬* mi kerer mas mas mas xfavor jakjkaj saludos
ResponderEliminaratte: tu fan n° 1 :D
Sí... era hora de que avanzaran un poco jjajajaja Sí, son muy monosos *.* A ver cuándo puedo subir el siguiente ^^
Eliminar¡Un besito!
genialll...¡¡¡
ResponderEliminar¡Gracias!
EliminarJoder, que suerte tiene Mario de tener a Marco, es tan... gentil (?) XDDDD
ResponderEliminarParecia la busqueda del tesoro, y cuando al final dijo : lo encontre!! XDDDDDDDDDDD
Como consigues que parezca tan real?
Sí *.* Esa suerte que solo unos pocos elegidos tienen jajajajaja
EliminarMe has matado con lo de la búsqueda del tesoro xDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
No sé... yo simplemente describo lo que me imagino y ya está... A mí me da la sensación de que queda muy mecánico, pero bueno...