miércoles, 31 de agosto de 2011

Capítulo 03

Después de haberle preguntado el nombre en aquel impulso estúpido, él simplemente me lo gritó. Luego se dio la vuelta de nuevo para seguir tirando de su amiga y salir del parque, balón en mano, dejándome con un Carlos y su repentino humor de perros, que insistió en irse a casa tan pronto desaparecieron los otros dos de nuestra vista. Sus cambios de humor estúpidos eran tan normales, que ni me preocupaba por ellos. Ya se le pasaría tarde o temprano.

Ahora mismo me encontraba en la habitación de mi hermano pequeño, después de cenar, tirado en su cama, mientras él jugaba a la play con su melliza. Ambos tenían un bonito pelo castaño; Abel lo llevaba corto y Gema lo tenía a la altura de la cintura. Mi hermana estaba extremadamente orgullosa de su pelo y no era de extrañar. Los dos poseían esos rasgos infantiles que aún se tienen a los 14 años, con unos enormes ojos marrones que contrastaban con sus pequeñas caritas. Sí, no nos parecíamos ni en el blanco de los ojos. Abel y Gema eran fruto del matrimonio de mi padre con otra mujer, tras la muerte de mi madre. A pesar de esto y de la diferencia de edades, nos llevábamos muy bien.


-         ¿Cómo dices que se llama el tío ese? - preguntó Abel, pulsando la X como un loco.


-         Marco - respondí de forma distraída, mirando la pantalla.


-         ¿Y también tiene un mono llamado Amedio? 


Levanté la mano y le pegué un pescozón a mi hermano.


-         No digas tonterías, anda.


-         ¡Eh! ¡Mira lo que has hecho! Has conseguido que Gema me adelantara.


-         ¡JAH! ¡Se siente! ¡Te lo tenías merecido por imbécil!


-         ¿Quién es el imbécil, petarda?


-         Eres más imbécil aún si tienes que preguntarlo, ¿sabes?


Viendo que se acercaba una pelea en la que se dirían cosas sin sentido como siempre, decidí intervenir. Ya eran dos las peleas en las que había tenido que meterme en ese día. 
Me senté en la cama, con las piernas entre ellos y coloqué mis manos, cada una en la cabeza de uno de mis hermanos.


-         Está bien. Dejadlo ya. Los dos sois imbéciles y ya está.


Gema dejó escapar un bufido como si fuera un gato.


-         Pues vaya forma de pedirnos tregua, Mario.


Sonriendo, volví a mirar la pantalla, donde la carrera de coches seguía teniendo lugar. Abel había vuelto a adelantar a Gema y se acercaba a la meta de la última vuelta con rapidez. Una vez terminada la carrera, mi hermana dejó el mando en el suelo y me miró.


-         Por cierto, ¿y Carlos? Hoy no nos has hablado de él.


-         ¡Eh! Es verdad - corroboró Abel, dejando el mando a sus pies y mirándome también - ¿Oh habéis peleado o algo?


Frunciendo el ceño, me di cuenta de que tenían razón. Normalmente, siempre les hablaba de Carlos cuando estábamos en la habitación de Abel después de cenar. Bueno, supuse que lo que había pasado en el parque era algo que se salía de lo "normal y frecuente" en mi aburrida y monótona vida, por lo que merecía ser contado.

-         No, claro que no. Tiene pensado irse de vacaciones a no sé dónde con no sé qué chica... 


Gema torció el gesto y me miró con cara de pena. Abel, por su parte, se encogió de hombros.

-         Pues que se lo pase bien y le aproveche - dijo.


Su melliza le dio un empujón.


-         No seas así... Que no le aproveche nada, por no darse cuenta de que su actitud le hace daño a Mario.


A veces, Gema mostraba una faceta más madura de lo que una niña de 14 años debería tener. En cambio, Abel era el típico chico imbécil de esa edad, con las hormonas empezando a revolotear y sin saber cómo afrontarlo.


-         Bah, no te preocupes, enana. Lo de Carlos ya lo tengo asumido... Hace mucho que dejó de hacerme daño.


Ella me miró y se cruzó de brazos.


-         ¿Estás seguro? ¿Entonces por qué sigues detrás suya si ya lo tienes totalmente asumido? ¿No es hora ya de que busques a otro chico? ¿Qué hay de ese... Marco?


-         Claro, así tendrías un mono gratis. ¿Sabes lo genial que tiene que ser tener un Amedio para ti solo? - dijo Abel pensativo, estudiando esa idea con total seriedad.

9 comentarios:

  1. me caen bien los hermanitos. Genial, como todos :)
    espero continuación
    besitos<3

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  2. Me encanta Abel ^^ Espero con ansias el siguiente jeje
    Un saludo! :)

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  3. Jajajaja, sí, los hermanos son adorables *.* y Abel es un poco payasete pero es genial, tan tierno jajaja

    ¡Un besito!

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  4. Que mono Abel xD Y que sepas que Mario cada vez me gusta más jajajaja
    ¡¡Espero el siguiente!! :)

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  5. Jajaja, sí *.*

    Aaaaaaay, Mariete... tan mono, pero tan difícil algunas veces de plasmar en la historia xDDDD

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  6. Me encanta tu historia! jajaja demás, se lee muy bien! :D

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  7. jajajajaja los hermanitos son una pasada, anda que yo me muero si mis hermanos empiezan a hablar sobre si me gusta un chico u otro con sólo 14 años X////D

    Muy buena historia, sigue así.

    Un saludo ^//^

    PD: tercer capítulo seguido que leo.

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    Respuestas
    1. Gema y Abel son adorables >o< Jajajajaja, son una familia muy liberal, ya verás xDDD

      ¡Un besito!

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