domingo, 28 de agosto de 2011

Capítulo 01

-         ¡Mario! Oye... ¿me estás escuchando?

Frunciendo el ceño, dejé de mirar la forma en la que el pelo de Carlos se rizaba levemente en el cuello y traté de rescatar lo que me estaba contando de ese caos que era mi mente.


Estábamos tumbados en el parque que hay detrás de la vía del tren, como tantas otras personas que habían venido para disfrutar del calor y el sol. Ahora que tenía tantísimo tiempo libre me gustaba venir aquí a malgastarlo, liberado de las estresantes semanas de exámenes a las que había estado sometido.


La mano de Carlos apareció en mi campo de visión, interrumpiendo mis pensamientos. La estaba agitando frente a mí.


-         En serio... no sé para qué me molesto en decirte nada, si no me haces ni puto caso – dijo él, molesto, volviendo a apoyar su mano en el césped.


Puse los ojos en blanco sin poderlo evitar. A Carlos le encantaba mostrarse ofendido por cualquier tontería. A decir verdad... era un rasgo que normalmente me parecía adorable.


-         Te estoy escuchando... Me estabas contando que tienes pensado llevarte a Marta a un apartamento el mes que viene. Personalmente, no sé para qué te molestas en hacer planes a largo plazo... no durarás tanto con ella.


-         Terminé con Marta la semana pasada... Hablaba de Sheila y de las ganas que tengo de ir con ella a esa casa rural en la que vive su tío y que nos deja tan amablemente y sin tener ni idea, ahora que se va a la playa.


-         ¿Ves? Pues con más razón te digo lo que te digo...


Suspiré interiormente. Esto pasaba constantemente. Carlos cambiaba de novias con la misma frecuencia con la que la gente normal se cambia la ropa y había sido así desde la secundaria. Estaba ya tan cansado de todo que ya ni me molestaba en aprender los nombres de sus chicas de turno. Bastante duro era ver cómo pasaba de cama en cama sin ningún tipo de remordimiento o preocupación.


-         Te equivocas, esta vez es diferente. Ya lo verás.


-         Siempre dices lo mismo, ¿lo sabías? Ya pierde todo el valor.


El sonrió con picardía, haciendo que mi corazón se saltara, literalmente, un latido. Por más que le conociera, por más que supiera cómo era Carlos en realidad, por más tiempo que pasara con él... no sería capaz jamás de estar ante él sin sentir que el resto del mundo no existía, que no había nadie más...


-         Bueno, tengo el deber de atender a todas esas pobres mujeres que tú has dejado abandonadas. Me ocupo de mis chicas y de las que te tocarían a ti... ¿no te parece generoso por mi parte?


La verdad es que no. Me parecía una soberana estupidez. Siendo sinceros... Carlos siempre había tenido alma de mujeriego y yo... en fin. Nunca había llamado la atención para nada. Mi hermana decía que se debía a que me "escondía" detrás de mis gafas y a mi sentido nulo de la moda y la estética. Incorporándome en el césped, miré mi ropa. Una camiseta marrón desteñida del grupo U2, en el que aparecía el mensaje “uno, dos, tres... ¡catorce!” con letras grises y unos pantalones pirata verdes. Nunca entendería qué tenía de importante la ropa. Si alguien te gustaba de verdad, daba igual que fuera vestido con un saco de patatas.


Encogiéndome de hombros, cogí mi coca-cola y di un sorbo, sin dejar de mirar a Carlos, que se encontraba trasteando con el móvil en ese momento. Seguramente, enviándole un sms a su actual novia, Sonia o Sheila o lo que fuera.


-         ¿Y tú? ¿Qué piensas hacer estas vacaciones? – me miró sin dejar de teclear en el móvil.


Dejé el refresco de nuevo en el césped y le miré con una ceja enarcada.


-         Pues a ver... tengo un viaje pendiente con mi novio rico a las Islas Mauricio y cuando estemos allí, disfrutar en nuestro lujoso y enorme yate.


Riendo, Carlos arrancó un puñado de hierba y me lo lanzó. Yo me moví para esquivarlo, pero aún así un par de briznas me cayeron en la pierna. Sonreí, apartándolas con la mano.


-         No digas tonterías. ¿Tú con novio? Desde que te conozco no te he visto salir con nadie. A veces pienso que vas detrás de alguien y ese alguien no te hace ni caso.


-         Sí... me pregunto quién será... – dije en voz baja, totalmente desanimado ahora. Me dolía que lo único que le parecía raro fuera lo del “novio”,  a parte del hecho de que hubiera dado justo en el clavo.


-         ¿Qué?


-         No, nada. No es nada.


Me miró durante un instante con el ceño fruncido, antes de sumergirse de nuevo en el sms. Observé el cielo despejado. No había ni una sola nube en toda su extensión y el sol pegaba fuerte a esas horas de la tarde. ¿Cuántas tardes había pasado así con Carlos? ¿Ambos tirados en aquel parque sin hacer nada? Más de las que podía recordar. Desvié la vista y volví a fijarla en él, en su pelo castaño, ligeramente largo, sus ojos marrones volcados totalmente en su teléfono móvil, los músculos marcados del brazo en el que se apoyaba, la camiseta azul que se pegaba a su cuerpo y los piratas blancos, manchados ligeramente de verde. Era todo un espectáculo digno de mirar, desde le punto de vista de Mario.


De pronto, un grito de “¡CUIDADO!” interrumpió la tranquilidad del momento y, antes de que pudiera reaccionar, un balón impactó de lleno contra mi coca-cola, tirándola y vertiendo su contenido.


-         ¡Mierda! – exclamé, dando un salto por el susto.


Me giré para ver a quién le pertenecía aquel balón. Una chica que no tendría más de 20 años, venía corriendo hacía mí con cara de culpabilidad. Iba vestida con un pantalón corto ajustado, una camiseta de tirantes roja y unas converse del mismo color. Dos coletas rubias colgaban de su cabeza, atadas con sendos lazos rojos.


La joven llegó hasta donde estábamos nosotros. Carlos se había guardado el móvil en el bolsillo y sujetaba la pelota en sus manos, mirando a la chica con mala cara.


-         Lo siento – dijo ella, con una sonrisa de disculpa y los ojos azules brillantes - ¿Os ha dado?


-         Que va, no te preocupes – dije yo, devolviéndole la sonrisa.


-         Pero le has tirado la coca-cola – replicó Carlos.


Ella torció el gesto.


-         Vaya, lo siento... Si quieres te compro otra.


-         No, gracias. Está bien.


Carlos lanzó la pelota a la chica, que la cogió al vuelo con cara de susto, debido a la fuerza y la mala idea con la que fue lanzada hacia ella. Le miró con cara de pocos amigos y luego volvió a desviar la atención hacia mí. Se fijó en mi camiseta y me sonrió.


-         ¡Eh! Me gusta tu camiseta. U2, mola.


-         Gracias – dije, sonriendo. Era la primera vez que alguien decía algo positivo de mi ropa.


-         ¡Date prisa, Alexa! ¡Deja en paz ya al bicho raro ese y vuelve!


¿”Bicho raro”? Con el ceño fruncido, busqué con la mirada al tío que había hablado y cuando di con él, abrir los ojos como platos fue lo único que fui capaz de hacer. Incluso las quejas de Carlos me llegaban como si vinieran de muy lejos.

14 comentarios:

  1. Me gusta como relacionas conceptos. Y el final, otra vez fantastico n.n
    sigue así :)
    besitos<3

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  2. Ese ya lo lei :/.. Pero aun asi esta genial otra vez !! xD,

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  3. je, bueno este ya lo lei cuando lo tenias en el mundo secreto ^^ igualmente comento :D

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  4. esa estrella...: Me alegro de que te guste ^^ Jajaj, me hace ilu que me digas eso *.*

    ℓαυяα ¢áмαяα. y Mabi-chan: claro, es que estoy traspasando la historia entera, para tenerla desde el principio jajaja, a partir del capítulo dos ya será todo nuevo ^^ ¡Gracias por comentar!

    ¡Un besito a las tres! ^^

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  5. ¡me encanta! ¡me encanta! ¡me encanta! ¡me encanta! :D
    Solo diré eso xD
    Seguiré leyendo :)

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  6. Jajaja, ¡me alegroooooooooo! ^^ Intentaré publicar con cierta regularidad y no dejar eones entre entrada y entrada, pero no prometo nada xDDD

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  7. ¡Me alegro! ¡Muchas gracias!

    ¡Un besito!

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  8. buen principio, sí... Seguiré leyendo :)

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  9. Me atrapo muchisimo! :)
    Todavia no acabo de leerlo pero sin duda voy a hacerlo!
    Desde ahora se nota que es una historia muy original y ademas, se reconoce a un buen escritor desde la primera palabra, te felicito! Ojala sigas escribiendo!
    Te invito a visitar mi blog cuando tengas tiempo!
    Exitos!

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    1. ¡Me alegro de que te guste! Y espero que sigas leyendo el resto de capítulos ^^

      ¡Muchas gracias!

      En cuanto pueda, me pasaré por tu blog.

      ¡Un besito!

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  10. Una historia muy buena sin duda alguna, ya me pica la curiosidad de seguir leyendo.

    Adoro a Mario, en la ropa creo que se me parece mucho n///n...le da igual la forma en que se viste.

    Y la conversación entre ellos...para partirse de risa.

    Un saludo ^//^

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    1. Si me dices esas cositas me voy a sonrojar >///<

      Jajajaaj, Mario es un amorcín, lo que pasa es que es un poco sosete T.T

      Jajajaja, sí, las conversaciones son así todas xDDD

      ¡Un besito!

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